¡Hola a tod@s!
Como os había prometido en una de mis entradas anteriores, os presento hoy otro plato típico de Perú. Era en la granja de Don Paulino, uno de los albañiles con quien construimos las casitas en Villa El Salvador, que comí un plato de carne muy particular, a saber: el cuy con papas y verduras.
Don Paulino, su mujer y el puchero con el cuy
Aunque en nuestro país mucha gente tiene este pequeño animal como mascota, el cuy o conejillo de Indias ya se considera un verdadero manjar desde tiempos inmemoriales: su crianza y consumo fue muy importante en el período (pre-)Incaica y constituyó un ingrediente principal de la comida de la población del Perú Antiguo.
A mí no me molestaba la idea de comer cuy. Es que en Bélgica también saboreo animales adorables como conejo y cordero… Sin embargo, ver la patita en mi plato oyendo al mismo tiempo el chillido de los cuyes en el cuarto al lado del comedor me daba un poco asco. Intenté ignorar este sentimiento y comencé a comer. Con el primer bocado me asombré del sabor delicioso: sabía un poco a conejo, pero la textura era más suave. Las papas amarillas, el camote, el choclo y los legumbres que acompañaban al roedorito también estaban muy sabrosos! 🙂
El cuarto al lado del comedor
El cuy: después
¡Hasta la próxima!